viernes, 21 de enero de 2011

Agarrá una pala


El indio, el criollo, el tahúr, según la tradición, encuentran en su ser haragán, vivo y compadrito, respectivos motivos para no trabajar. Axioma popular éste, esparcido por los que, aún estando aquí dentro, mantienen una visión externa: los infatigables piamonteses.

Podríamos confundir esa forma de pensar con un elogio y una punta del ovillo hacia la cultura del trabajo. Ni parecido. En la cabeza de quien maldice a los haraganes, vive un espíritu revanchista, donde pulula la idea de que el trabajo es un sacrificio que se ha de afrontar por mérito de una vocación sufridora.

Una cultura del trabajo no parte del sufrimiento, sino del orgullo inmodesto de transformarlo todo en más humano.

Los autores de este blog descubrimos hace tiempo que una lapicera pesa menos que una pala, y que el teclado de una computadora saca menos cayos en las manos. Pero seguimos creyendo que nuestro trabajo (de docentes la mayoría, una abogada y un programador), si es eficaz, comparte códigos profundos con toda actividad donde con dedicación se desmonta, con tesón se rastrilla y con esperanza se siembra.

Tengo una noticia que me llena de alegría para compartir. Es un sincero orgullo para mí poder decir que desde hace dos semanas, junto a unos cuántos más, nos dedicamos a darnos un futuro. De lunes a viernes, de 9 a 18, nadie se rinde: estamos trabajando.

Peronacho

lunes, 10 de enero de 2011

Entre las hojas que cantan*

EVA

I
Calle Florida, túnel de flores podridas.

Y el pobrerío se quedo sin madre
llorando entre faroles sin crespones.
Llorando en cueros, para siempre, solos.

Sombríos machos de corbata negras
sufrían rencorosos por decreto
y el órgano por Radio del Estado
hizo durar a Dios un mes o dos.

Buenos Aires de niebla y de silencio.
El Barrio Norte tras las celosías
encargaba a Paris rayos de sol.
La cola interminable para verla
y los que maldecían por si acaso
no vayan esos cabecitas negras
a bienaventurar a una cualquiera.

Flores podridas para Cleopatra.
Y los grasitas con el corazón rajado,
rajado en serio. Huérfanos. Silencio.
Calles de invierno donde nadie pregona
El Líder, Democracia, La Razón.
Y Antonio Tormo calla "amémonos".

Un vendaval de luto obligatorio.
Escarapelas con coágulos negros.
El siglo nunca vio muerte mas muerte.
Pobrecitos rubíes, esmeraldas,
visones ofrendados por el pueblo,
sandalias de oro, sedas virreinales,
vacías, arrumbadas en la noche.
Y el odio entre paréntesis, rumiando
venganza en sótanos y con picana.

Y el amor y el dolor que eran de veras
gimiendo en el cordón de la vereda.
Lagrimas enjuagadas con harapos,
Madrecita de los Desamparados.
Silencio, que hasta el tango se murió.
Orden de arriba y lagrimas de abajo.
En plena juventud. No somos nada.
No somos nada mas que un gran castigo.
Se pintó la República de negro
mientras te maquillaban y enlodaban.
En los altares populares, santa.
Hiena de hielo para los gorilas
pero eso sí, solísima en la muerte.
Y el pueblo que lloraba para siempre
sin prever tu atroz peregrinaje.
Con mis ojos la vi, no me vendieron
esta leyenda, ni me la robaron.

Días de julio del 52
¿Qué importa donde estaba yo?


II
No descanses en paz, alza los brazos
no para el día del renunciamiento
sino para juntarte a las mujeres
con tu bandera redentora
lavada en pólvora, resucitando.

No sé quién fuiste, pero te jugaste.
Torciste el Riachuelo a Plaza de Mayo,
metiste a las mujeres en la historia
de prepo, arrebatando los micrófonos,
repartiendo venganzas y limosnas.
Bruta como un diamante en un chiquero
¿Quién va a tirarte la última piedra?

Quizás un día nos juntemos
para invocar tu insólito coraje.
Todas, las contreras, las idólatras,
las madres incesantes, las rameras,
las que te amaron, las que te maldijeron,
las que obedientes tiran hijos
a la basura de la guerra, todas
las que ahora en el mundo fraternizan
sublevándose contra la aniquilación.

Cuando los buitres te dejen tranquila
y huyas de las estampas y el ultraje
empezaremos a saber quién fuiste.
Con látigo y sumisa, pasiva y compasiva,
única reina que tuvimos, loca
que arrebató el poder a los soldados.

Cuando juntas las reas y las monjas
y las violadas en los teleteatros
y las que callan pero no consienten
arrebatemos la liberación
para no naufragar en espejitos
ni bañarnos para los ejecutivos.
Cuando hagamos escándalo y justicia
el tiempo habrá pasado en limpio
tu prepotencia y tu martirio, hermana.

Tener agallas, como vos tuviste,
fanática, leal, desenfrenada
en el candor de la beneficencia
pero la única que se dio el lujo
de coronarse por los sumergidos.
Agallas para hacer de nuevo el mundo.
Tener agallas para gritar basta
aunque nos amordacen con cañones.


María Elena Walsh

Cancionero contra el mal de ojo (1976)


*De "Canción del jardinero" de M. E. Walsh.



La Pocha

miércoles, 5 de enero de 2011

La Naranja Mecánica de los radicales, contra el Borges Peronista

La Naranja Mecánica

La visión de cultura que la UCR impuso en Santa Fe es, al menos, clara. Quieren convertir a todos los santafesinos, en espectadores de la "buena cultura." Esos pequeños ignorantes que escuchan cumbia y no han visto una ópera en sus vidas, van a poder venirse hasta el centro y sentarse en una bella poltrona que hará las veces de máquina transformadora de conciencia.

El santafesino inculto recibe, de manera totalmente pasiva, estímulos de alto nivel. La música verdadera, la literatura premiada, el teatro de alcurnia. La premisa es que con suficientes repeticiones en la dosificación justa, se podrá inhibir eso que inquieta y que llaman anomalía.

Vamos a decirlo: quieren que seamos menos berretas. Creen que la música que la mayoría de los santafesinos escucha, es mala. Que la cultura que vale la pena, se da sólo en ambientes controlados donde quien asiste, consume ordenadamente. El ignorante, de sólo sentarlo en la butaca donde ya no puede mover el upite, resulta más agradable a la vista, hasta parece culto así quietito.

La verdad es que es fantástico lo que sucede en el escenario. Gran despliegue. Musicalidad. Luces. Notas. Un ritmo. Esto es el espectáculo. Pero ¡no te muevas! No tararees. De nada de eso has de participar: todo es producido por unos que saben y esperan de vos pasividad.

Pierre Menard, el Borges Peronista

Un cuento de Borges da sustento a un lector enamorado de la obra de Cervantes de tal modo, que desea convertirse en su autor. Desecha en primera instancia tomar la vida completa de Miguel de Cervantes y luego decide emprender la recreación de la obra, palabra por palabra y línea por línea. Sin copiarla. Creándola de nuevo, originariamente.

En "Pierre Menard, autor del Quijote" encuentro la semilla de un Borges profundamente popular y de algún modo peronista.

Los peronistas creemos que la cultura también viene del lector y del espectador. De abajo. Queremos que los barrios nos enseñen lo que es música, y a escucharla. Que se haga el teatro para plantar las banderas del conflicto social del lado que corresponde.

Que se escriba y que se lea, con todo menos inocencia. Creando y marcando el ritmo como sólo puede crear el pueblo.

El Quijote fragmentario de Pierre Menard es, desde un ángulo, mejor que la obra original. Así lo creemos, antes que nada, porque somos unos gronchos.

Peronacho