jueves, 26 de mayo de 2011

Mamá Sarlo

Cuando CQC versión Pergolini hace su programa de cierre en el '99 se despide de su público homenajeando a Carlitos Méndez y se refiere a él como "la cabeza que ideara este programa". El programa que profundizó y puso en circulación masiva la técnica del recorte en televisión, homenajea irónica y casi cariñosamente al de Anillaco, quien supo poner en circulación masiva la misma categoría (económica y social) para nuestro país.



Más de diez años después, muchos programas, entre ellos 678, utilizan el mismo recurso televisivo, instalado ya, así que la novedad de este programa es sólo temática: usa el código para mostrar cómo circula la palabra política y cultural en los medios.



Quienes alternamos la televisión pública y otros canales con regularidad sabemos que la visita de Beatriz Sarlo al programa fue un hecho televisivo inédito: una reconocida investigadora de la literatura, la cultura y la política argentinas, en amplia y pública postura crítica respecto del programa, se dispone a participar de 678 con el argumento de haber escrito "decenas de páginas sobre 678" y, por ello, con "el deber intelectual y moral de debatir con ellos" (Elargentino.com-26.05.2011).



Lo que pasó ya lo sabemos: la mayoría de los medios difundió con entusiasta jaranería las paradas de carro de Sarlo a algunos de los panelistas y concluyeron un match ganado por parte de la investigadora. Los menos, destacaron el hecho de reunir en la televisión pública dos miradas divergentes sobre la apropiación de los medios sobre política y cultura.


¿Qué dijo Sarlo luego? "Prefiero polemizar con personas inteligentes y que sepan bien de qué están hablando. No con personas aproximativas, más dominadas por sus gustos o sentimientos que por sus ideas. Está probado que puedo debatir bien con Forster y Horacio González" (Elargentino.com-26.05-2011).



Cada objeto de análisis reclama para sí un espacio de análisis, categorías e interlocutores propios. Si Sarlo esperaba un debate académico en 678, eso era imposible, no por falta de soporte argumentativo por parte de sus integrantes, sino porque la argumentación que proponen es deliberadamente no académica. Y es deliberadamente no aséptica. Y es deliberadamente entusiasta de determinadas ideas. De manera clara y visible. Y las posturas visibles se pagan caro. Ser pública y entusiastamente oficialista, al parecer, se paga caro en los medios.



Beatriz Sarlo parió un objeto de análisis para su libro, y eso está muy bien, el análisis académico también recorta un objeto. En eso el trabajo de Sarlo se parece mucho a aquello que la intelectual señala como negativo en los informes del programa. Mamá Sarlo puede escribir decenas de páginas sobre ese niño-objeto pero eso sólo seguirá siendo una apropiación intelectual. Aunque el gesto innecesario de no haberse podido resistir a conocer su niño-objeto, detrás de su justificación de moral y ética académicas, es la prueba de que nadie escapa al dominio de lo sensible.
La Pocha